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La necesidad que tienen numerosas personas de dirigirse hacia una entidad o figura que aporte seguridad, aliento y confianza ante las situaciones peligrosas o amenazantes (y también para ofrecerle el agradecimiento si las cosas salen bien como gesto de gratitud) puede ser reflejo de esta figura de apego que pervive en la edad adulta, ya que es entonces cuando, además del peligro físico, aparecen experiencias que son vividas también como un peligro o amenaza (enfermedades, separaciones, despidos, etc.
Al desarrollar una práctica espiritual frequent, creamos un espacio sagrado en nuestra vida diaria donde podemos dedicar tiempo y atención a nutrir esta conexión divina.
¿Cuánto tiempo requerirá el retiro? Te sugerimos que despejes tu agenda durante un periodo completo de 3 días para que puedas sumergirte por completo en el retiro, tal y como lo harías si fuera en directo.
P #ninety: «Mis preguntas se refieren a la sección en el texto titulada «No tengo que hacer nada». Dice que una vida de contemplación y largos periodos de meditación dirigidos al desapego del cuerpo no es necesario. He estudiado el curso durante muchos años y he tenido momentos de gran paz haciendo las lecciones o leyendo el texto con una mente abierta y la disposición de escuchar. También he estudiado la meditación budista que está dirigida no al desapego del cuerpo sino a estar completamente presente.
Ahora Jesús no espera que reconozcamos nuestra valía simplemente porque él nos lo dice. Así que nuestras relaciones se convierten en las aulas en las que con el tiempo aprendemos a reconocer nuestro valor como el inocente Hijo de Dios. Y aprendemos reconociendo todas las formas en que intentamos convencernos de lo contrario, con una creciente conciencia de lo que realmente estamos haciendo. Queremos ver a los demás como sosteniendo la llave de nuestra felicidad para que no tengamos que aceptar la responsabilidad de nuestra propia elección de estar separados y ser miserables.
Si bien las actividades específicas aún pueden ser parte de nuestras vidas, su «propósito» habrá cambiado por completo. Siempre es el «contenido», no la «forma». La experiencia de paz o conflicto no tiene nada que ver con la actividad u objeto en sí. La paz y el conflicto son el resultado de haber elegido a nuestro ego o a Jesús como nuestro maestro.
R: «Aunque sus preguntas tienen sentido desde la perspectiva del mundo y de los yoes corporales que pensamos que somos, esa no es la perspectiva desde la cual viene el Curso y estos no son los yoes a los que se dirige el Curso.
Para empezar, se necesita humildad para reconocer cuánto no queremos la paz de Dios, cuán firmemente nos aferramos a nuestro sistema de creencias, la búsqueda de nuestros intereses egoístas y nuestro especialismo personal. Reaccionar con asombro y consternación al reconocer esto proviene de la arrogancia. El Curso nos dice que es nuestra arrogancia lo que nos hace tener una imagen degradante de nosotros mismos, negando así nuestra verdadera identidad: “La arrogancia forja una imagen de ti que no es genuine.
A la luz de esto, está claro que el Curso «no» está diciendo que podamos hacer lo que deseemos – sea cruel o no – siempre y cuando no nos sintamos culpables por ello. Sí, la culpa es siempre el problema, porque la culpa hace que el mistake sea authentic y siempre se proyecta, lo que lleva a un ciclo interminable de culpa-ataque. Pero eso no se traduce en una licencia para hacer lo que uno desea hacer, siempre que no haya culpabilidad. La culpa nunca está en la actividad; la culpa está en la mente, derivada de la decisión de creer, por ejemplo, que nuestros intereses se sirven mejor a expensas de otros, lo que nos espiritualidad lleva a atacar a otros, o a nuestra creencia de que merecemos ser castigados por nuestro pecado de separarnos de Dios, que conduce al comportamiento autodestructivo.
Una nota last sobre el tema del lenguaje masculino del Curso: Durante mucho tiempo ha sido una convención gramatical que los pronombres que se refieren a un sustantivo neutro, como «uno» o «persona», tomen la forma masculina de «él».
Esto no nos hace unos fracasados. Nos hace estar muy equivocados. La culpa que sentimos por cometer este error es abrumadora, por lo que llamamos al error un “pecado”, lo hacemos prácticamente imperdonable y nos odiamos a nosotros mismos por ello. Luego proyectamos este odio a todos y a todo el mundo. Para complicar nuestro mistake, inventamos un dios falso, para que podamos culparlo por hacer un mundo tan doloroso y acusarlo de intentar castigarnos por este awful «pecado». Seguimos y seguimos en este ciclo sin fin; eligiendo la separación, sintiéndonos culpables, proyectando, culpando, escondiendo, negando. Esto mantiene al mundo en funcionamiento, hace que el error sea genuine en nuestra experiencia y parezca estar ocurriendo sin ninguna responsabilidad por nuestra parte. Sólo cuando tomemos plena conciencia del dolor que nos causa y aprendamos, a través de la enseñanza del Curso, a hacer la innegable asociación entre el dolor y su fuente, que es la separación, comenzaremos a «elegir de otra manera».
R: «El Curso usa términos dualistas en su enseñanza sólo porque Jesús sabe que el lenguaje de separación o dualidad es todo lo que podemos entender en este momento.
Esta inquietud de origen psicológico nace de dos exigencias de la naturaleza humana que tienen que ver con la supervivencia y su relación con el medio externo:
La resistencia al mundo solo refuerza su creencia de que el mundo es true y que es la fuente de todos los problemas que le están molestando. El objetivo del Curso no es enseñarnos cómo escapar del mundo, sino cómo escapar del sistema de pensamiento enterrado en la mente que nos convence de que queremos y necesitamos que el mundo y todos sus victimarios sean reales.